Es primavera en el hemisferio norte. Las azaleas empiezan a florecer y el aroma a jazmín invade todo el lugar. No es una semana más en el año, es la semana en que Augusta National Golf Club abre sus puertas para que disfrutemos de una nueva edición del Masters.
Cada año miles de peregrinos hacemos el viaje para volver a vivir la magia que solo este pedazo de tierra puede brindarnos, para encontrarnos con amigos que vemos una vez al año y para descubrir algún rincón que no sabíamos que existía o para ver algún cambio en la cancha, cosa que casi siempre ocurre.
La última imagen que nos quedó en la memoria fue la de Jon Rahm recibiendo el saco verde de manos de Scottie Scheffler, pero muchas cosas sucedieron en los últimos 12 meses. Pasó, por ejemplo, que apenas ocho semanas después del Masters y con el enfrentamiento PGA Tour/LIV en pleno auge, la mañana del 6 de junio aparecieron el Comisionado del PGA Tour y el Chairman del PIF en una entrevista televisiva. Parecían dos amigos de toda la vida, con sonrisas y explicándonos que desde ese momento en adelante trabajarían juntos para el bien del golf profesional. Tanta fue la sorpresa que Monahan tuvo que viajar esa misma tarde a Canadá para explicarles a los jugadores de que se trataba todo eso. Nadie estaba enterado y menos bonito le dijeron de todo al comisionado en esa charla. Todavía seguimos sin saber de qué modo se solucionará el conflicto, si es que algún día se soluciona. También pasó que Jon Rahm dijo que 400 millones de dólares no le iban a hacer cambiar su opinión sobre el LIV y que ese circuito no era para él. Si de algo estoy seguro es que el español acertó con la cifra. En noviembre último Rahm firmó con el LIV y no se lo vio más hasta que en febrero disputó el primer torneo del calendario en Mayakoba. Fue un duro golpe para el tour porque Rahm no solo era importante como jugador, sino porque su voz había sonado fuerte durante el conflicto. Pasó también que Strategic Sports Group se unió al tour para crear PGA Tour Enterprises y así darle una inyección de dinero al circuito que seguramente le vino muy bien. También sucedió que McIlroy dejó el Board de jugadores, alguien dice que no muy conforme con algunas decisiones de Monahan, y en su reemplazo llegó Jordan Spieth. El norirlandés cambió el tono de sus declaraciones y pasó de ser un firme crítico del LIV, Norman y los jugadores, a decir que no imagina una Ryder Cup sin Rahm jugando para Europa. Pasó que el plazo para el principio de acuerdo entre el tour y el LIV expiró el 31 de diciembre y que lo extendían hasta la semana antes del Masters. Acá estamos y todavía ni noticias del acuerdo, que como les decía más arriba, a esta altura ya no sé si sucederá algún día. Pasó también que Emiliano Grillo y Camilo Villegas volvieron al triunfo y se ganaron un lugar en esta edición del Masters; y también pasó que el club le extendió una invitación especial a tres jugadores internacionales entre los que está Joaquín Niemann. Así llegamos a la edición 88 del Masters y la pregunta que nos hacemos es siempre la misma: quién ganará este año.
El correr de los años me ha ido cambiando la perspectiva. No es que no me importe quién gana, sino que me interesan más las historias previas al Masters. Hoy me intriga más saber qué nos va a dejar el Masters por sobre quien se va a calzar el saco verde al terminar la semana. Me queda claro que estas historias están casi siempre relacionadas con el ganador, pero me da la impresión de que este año más que ningún otro hay un clima alrededor del golf mundial diferente. Es cierto que en la edición de 2023 el morbo por ver por primera vez a los jugadores del LIV participando junto a los del PGA Tour era un tema que despertaba muchas expectativas, pero esta vez está el condimento extra que puede traer el hecho de que las negociaciones para una posible unión están, o por lo menos deberían estar, un poco más cerca. Si el arreglo llega la semana del Masters será sin duda la historia más importante, aunque no creo que a la gente de Augusta le divierta que la atención esté en otro lado que no sea en el torneo. Veremos.
Si de historias se trata hay muchísimas que pueden aparecer. Solo imaginen a Tiger peleando hasta el final, o inclusive ganando e igualando la marca de Nicklaus, o un amateur ganando el Masters por primera vez (ojala fuera De La Fuente). Ambas muy poco probables. Muchas más posibilidades tienen Rahm de levantar el trofeo o Scheffler de continuar con su racha ganadora. Si gana el español (que buen menú eligió para la cena del martes) diremos que no le afectó su ida al LIV, pero si llega a jugar mal estaremos todos diciendo que su falta de competencia desde fines de 2023 lo perjudicó. En el caso de Scheffler la única sorpresa sería que juegue mal, porque si gana todos coincidiremos en que era lo que tenía que pasar. Todos sabemos que hay jugadores que cruzan la puerta del club y se transforman. Le pasaba a Ángel Cabrera, creo que deberá esperar un año más para volver al Masters, y lo mismo le sucede a Jordan Spieth. El Joven Maravilla no ha jugado gran cosa en 2024, pero este hecho para jugar Augusta, algo que también les pasa a otros como Justin Rose. Ambos no llegan jugando bien, pero vaya si serían una buena historia. Hay otros como Matsuyama que si llegan en gran forma y saben lo que es ganar allí. También están los ex ganadores como DJ y Reed que poco han mostrado en el LIV, jugadores que han estado cerca aquí como Cantlay, Schauffele o Koepka o novatos como Ludvig Aberg que querrán ser la historia de la semana. Todo muy lindo, pero confieso, y creo que Uds. también lo están esperando, que la gran historia sería ver a McIlroy llegar punteando o cerca del líder el domingo en el tee del 10. Habrá algunos que estarán esperando ver cómo se derrumba y otros que querrán que finalmente gane el Masters y agrande el club que hasta el momento tiene solo 5 miembros (Sarazen, Hogan, Nicklaus, Player y Woods). Solo ellos han ganado los 4 majors alguna vez y el irlandés tendrá otra chance más. Lo viene buscando desde 2015 y nunca ha estado muy cerca.
Como verán hay muchas historias más allá de quien gane. Por supuesto que para nosotros poder ver a Camilo, Emiliano o Joaquín irse del club el 14 de abril con el saco puesto sería la historia más importante y en el aniversario número 15 del triunfo de Cabrera nada me alegraría más.
Está en cada uno de ustedes elegir la historia que más le guste, pero todos vamos a coincidir en lo mismo: la mejor semana del año ya está con nosotros. Apaguen el teléfono, pónganse cómodos frente a la TV, tengan algo a mano para tomar/comer y disfruten el Masters. Es solo una vez al año.