Hay algo que hasta ahora no falló en la edición 105º del PGA Championship y fue el Servicio Meteorológico. El viento del martes, el terrible frio del miércoles, la helada del jueves y la lluvia del sábado.

No recuerdo un día en donde la lluvia estuviera presente durante toda la jornada y en donde solo hubo una pequeña interrupción por agua acumulada en uno de los greens de Oak Hill. Si bien no fue muy intensa la lluvia, salvo por algunos momentos, la cancha respondió bien, sus fairways se mantuvieron firmes y quienes los acertaron no tuvieron que lidiar con el rough mojado.

Eran muchas las historias para observar el sábado y todas tenían un condimento especial. Allí aparecía Michael Block y todos nos preguntábamos hasta cuándo duraría el hechizo; McIlroy y sus deseos de terminar con la sequía en los majors; Koepka queriendo revancha de lo sucedido en Augusta; el nuevo DeChambeau tratando de volver a los primeros planos; Hovland y Conners para demostrar que están listos para ganar un major; Scheffler como candidato indiscutido luego de 36 hoyos y así podríamos seguir. Todo estaba abierto y terminada la jornada pocas cosas se aclararon.

La historia de Michael Block sigue siendo atrapante. El profesional de Arroyo Trabuco, California, sigue viviendo su sueño y no quiere despertar. Cada acierto, y fueron muchos, fue recompensado con la ovación del muchísimo público que se dio cita en Oak Hill a pesar de la lluvia. Su segundo golpe con el driver en el 17 despertó la admiración de todos y el final le tenía preparada otra sorpresa: el domingo jugará la ronda final con Rory McIlroy. Apaguen el despertador y déjenlo seguir soñando.

Hablando del irlandés, el sábado hizo lo imposible para acercarse a los lideres. Abrió con 2 birdies en los primeros hoyos y parecía encaminarse, pero tres bogeys casi seguidos lo frenaron por completo. Volvió a recuperarse, terminó bajo par en el día, está a 5 del líder y es otro que mantiene vivas las esperanzas.

Hovland se ha vuelto a poner en posición entrando al día final de un major. Recordemos que jugo con McIlroy en el grupo final el pasado mes de julio en St. Andrews y que no lo hizo nada bien. Este domingo vuelve a ese lugar en compañía de otro peso pesado y deberá demostrarse a sí mismo que aprendió de aquel fatídico domingo en Escocia.

Corey Conners ya tiene dos victorias en el tour. Tiene un ritmo envidiable, parece no salirse jamás del fairway y es de esos jugadores que yo catalogo como prolijos. En condiciones muy difíciles el sábado, el canadiense navegó por Oak Hill sin sobresaltos en los primeros 15 hoyos. Un par de birdies lo habían mandado a la punta del campeonato, pero falló el fairway del 16 y un mal golpe desde la arena lo sacó de la punta. Quizás le venga mejor no dormir como líder y le sacará presión de cara a la ronda final.

“El error que cometí el domingo en Augusta fue que salí a jugar pensando en no perder, en lugar de salir a jugar pensando en ganar”, dijo Brooks Koepka esta semana cuando le preguntaron sobre el Masters. El hombre vive para los majors y luego de un par de temporadas en donde su rodilla lo tuvo en jaque, el dos veces ganador del PGA Championship parece totalmente recuperado. El sábado volvió a mostrar que lo de Augusta no había sido casualidad, embocó esos putts desde lejos que te ayudan a pensar que esta puede ser tu semana, jugó casi todo el tiempo desde el fairway y al terminar el día firmó la mejor tarjeta de la jornada. Hubo 9 scores bajo par en todo el día, 68 fue lo mejor, salvo por el 66 de Koepka.

La última historia fue quizás la que tuvo un desarrollo más inesperado. Scheffler necesitó tres putts en el primer capítulo, enseguida falló el segundo golpe en el 2 y todo se volvió complicado para el número dos del mundo. Su único birdie llegó en el 14, su ronda de 73 lo dejó a 4 del líder y se fue del green del 18 sin entender muy bien lo que había pasado.

Será una tarea difícil ganarle a Brooks Koepka el domingo. Será una tarea difícil para el líder vencer el recuerdo de lo sucedido un par de meses atrás. Si el pronóstico acierta tendremos un domingo fresco y soleado en Oak Hill. Es de lo único que podemos estar seguros.