En 2012 mientras trabajaba en mi escritorio recibí un formulario de consulta para un viaje de golf a Argentina completado por John Anderson, socio de Oak Hill C.C. y mencionaba la inminente celebración del PGA 2013 ganado por Jason Dufner con ese memorable 63 en la segunda ronda. Automáticamente me puse a trabajar en el itinerario y unos meses más tarde recibimos a los 4 socios de Oak Hill quienes jugaron lo mejor de Buenos Aires y disfrutaron del Super Bowl ganado por los Giants de Eli Manning en un ruidoso bar de Buenos Aires. Luego de ese viaje mi relación con John Anderson (fallecido hace unos años) y Edward Kay (entonces Presidente del Club) se mantuvo y durante el 2014 me invitaron a mostrar Argentina como destino a Oak Hill y jugar ambas canchas. Aproveche ese viaje para sumar otros dos diseños de Donald Ross, Irondequoit y Monrose C.C., y recorrí el venerado C.C. Rochester de donde Walter Hagen era el Club Pro y cuya estatua se ve en el tee del 17.
Muy ilusionado emprendí el viaje, no solo por la chance de contar más de Argentina en una comida espectacular para 60 invitados, sino por tener la chance de jugar con ellos ambas canchas. Fue una de las mejores experiencias golfísticas de mi vida. Ezeiza/Dallas/Rochester fue el vuelo que me depositó en el club a las 11am para después de un ligero almuerzo jugar la West Course que tiene el enorme activo de casi no haber sido tocada, ni en el diseño de sus greens ni en el largo, y por ende se mantiene muy cercana a lo que fue pensado originalmente. Una buena vuelta de golf pero sin poder embocar y no es que me quiero detener en mi flojo juego de green, en ese entonces con la “Escoba”, sino hacer hincapié en lo buenos y difíciles de leer que son los greens de Oak Hill. Un muy buen caddie ayuda, pero después hay que ejecutar y esa es la parte complicada. Puedo trazar un paralelismo con Winged Foot East que también poco fue alterada en su diseño original de Tillinghast y se mantiene como una joya casi oculta. En un día extenuante y luego del golf la experiencia siguió contando de que se trataba Argentina y que podía ofrecer a los golfistas que viajaran. Una de las lindas sorpresas fue que John me mostro el libro de fotos del viaje y en él había una mención a nuestra dedicación como anfitriones y lo agradecidos que estaban incluyendo la anécdota del haber podido ver el Super Bowl en un ambiente distinto al que ellos estaban acostumbrado.
La mañana siguiente me recibió con, según Ben Hogan, el hoyo 1 más difícil de los majors y es el de la East Course que esta semana recibirá otra vez a los mejores del mundo para el PGA Championship. No me voy a detener en la cancha ya que hace unos años fue renovada a casi el diseño original de Ross por parte de Andrew Green y voy a dejar que Ed Kay les cuente con texto y fotos los recientes cambios. Sí voy a decir que el East Course es una prueba tremenda, que otra vez los greens ganaron por goleada y que la experiencia de jugar una cancha con tanta historia ha sido una de las mejores de mi vida. Para destacar el hoy ya desaparecido par 3 del 6 donde hubo varios hoyos en 1 con el hierro 7 en el US Open de 1989. El “Hill of Fame” en el hoyo 13, la placa del hierro 7 de Shaun Micheel (algo tiene Oak Hill con los hierros 7), el approach y putt de 100yds en el 18 de Faldo en la Ryder 1995 y un club house con muchísima historia completaron una mañana memorable.
Oak Hill CC debe ser uno de los mejores clubs de golf del mundo y no solo por la calidad de sus canchas sino porque ahí el golf se respira y vive diferente. Esta semana sus socios nos mostrarán el nuevo monstruo y les aseguro que van a ver una cancha de golf difícil de describir solo con palabras. Una de esas que hay que vivirla para darse cuenta lo grande que es. Disfrútenla, cada hoyo tiene su toque magistral difícil de igualar.
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