Arrancamos la segunda gran semana del año con la edición 105º del PGA Championship, que este año vuelve a Oak Hill. Ubicada en la ciudad de Rochester, bien al norte en el estado de New York y muy cerca de la frontera con Canadá, este ha sido uno de los mejores escenarios que majors como el US Open y el PGA Championship visitan cada tanto.
Históricamente el campeonato se disputó durante el mes de mayo y era siempre el último de los cuatro grandes, pero la llegada del golf a los Juegos Olímpicos hizo que las autoridades del golf mundial tuvieran que pensar en reacomodar el calendario. Así THE PLAYERS dejó el mes de mayo para volver a su fecha original en marzo, dejándole el lugar al PGA Championship. No a todos les gustó este cambio, pero no había otra solución por que los JJ.OO. iban a interferir con el último major y por qué además el Tour estaba dispuesto a terminar la FedEx Cup a fines de agosto, antes que empiece la temporada de la NFL. Cuando hago referencia a que no a todos les gustó me refiero a que en esta época del año todavía las canchas del noreste de Estados Unidos están saliendo del invierno, no todas están en las perfectas condiciones que alcanzan en agosto cuando el verano está en su plenitud, y las bajas temperaturas de algunos lugares puede afectar el normal desarrollo del campeonato. Esto último se verá esta semana en Oak Hill. Para que tengan una idea se esperan temperaturas mínimas entre 2 y 8 grados el miércoles y jueves, mientras que las máximas para esos dos días no superarán los 17 grados. Por suerte, a partir del viernes las cosas mejoran, pero aquellos que les toque jugar temprano el jueves la van a pasar mal.
Dejemos el clima por un rato para empezar a ocuparnos de los que se consagraron en este fenomenal diseño de Donald Ross, que fuera restaurado hace pocos años por Andrew Green. El gran mundo del golf llegó por primera vez a Oak Hill en 1956 para celebrar la edición 56º del US Open. Cary Middlecoff ganó allí su tercer y último major al derrotar por un solo golpe a Ben Hogan y Julius Boros. El ganador llegó al día final, se jugaban 36 hoyos en la última jornada, dos golpes detrás del australiano Peter Thompson y su ronda de 70 golpes lo catapultó al frente del campeonato. Jugando adelante, Middlecoff volvió a firmar 70 por la tarde y se sentó a esperar. Hogan llegó al 17 igualado en la punta, pero falló un putt de menos de un metro y no bajó el 18, perdiendo la chance de ganar el campeonato por quinta vez. Boros tuvo la chance en el green final, solo para ver como su putt para birdie dio media vuelta al hoyo y quedó colgada. Middlecoff ganaba el US Open sin haber bajado el par en ninguna ronda y por su victoria se llevó un cheque de u$s 6000.
Pasaron 12 años y el US Open volvió a Oak Hill y esta vez vio consagrarse a alguien que sería una de las grandes estrellas de la historia de este juego, pero que para ese momento no era tan conocido. Lee Trevino, que venía de perder en Colonial por un golpe a manos de Roberto De Vicenzo, ganó por primera vez en el Tour y lo hizo igualando el record de 275 golpes en el US Open. Sus cuatro rondas por debajo de los 70 golpes lo transformaron en el primer jugador en la historia de los majors en lograrlo A pesar de haber jugado un gran golf, Trevino llegó a la última ronda un golpe detrás de Bert Yancey, pero este sucumbió con un registro final de 76 golpes. Trevino cerró con 69 para vencer a Nicklaus por 4 golpes y cobrar un cheque de u$s 30.000.
El PGA Championship visitó Oak Hill por primera vez en 1980 y fue la quinta y última victoria de Nicklaus en el campeonato, igualando así la marca de Walter Hagen en cantidad de Trofeos Wannamaker. Nicklaus tomó la delantera con una tercera ronda de 66 golpes y cerró con 69 para terminar ganando por 7 sobre Andy Beam. Fue el major número 17 en la carrera del Oso Dorado y el título le representó un cheque de u$s 60,000.
Nueve años más tarde fue el turno otra vez del US Open y Curtis Strange ganó por segundo año consecutivo al firmar 278 golpes para las cuatro rondas. Strange sorprendió a todos al hacer 64 golpes el viernes, pero los 73 del sábado lo dejaron a 3 de Tom Kite. El domingo hilvanó 15 pares seguidos, anotó su único birdie en el 16 y llegó con dos de ventaja al 18. Sus tres putts en el hoyo final fueron su único bogey del día, lo cual no influyó en el resultado final. Strange embolsó u$s 200,000 por su triunfo, que al final fue por un golpe sobre Chip Beck, Ian Woosnam y Mark McCumber.
Luego de la Ryder Cup de 1995 en donde Europa descontó una ventaja de dos puntos el domingo para volver a ganar en suelo estadounidense, el PGA Championship regresó en 2003 para una de las grandes sorpresas en la historia del campeonato. Shaun Micheel llegó a Oak Hill en el puesto 169º del ranking mundial y sin haber ganado jamás en sus 6 años en el Tour. El día final fue un duelo entre Micheel y Chad Campbell que estaba 3 golpes detrás con 4 hoyos por jugar, pero que se colocó a un golpe en el tee del hoyo final. Pegó primero en el 18 y partió el fairway por la mitad, mientras que Micheel quedó en el primer corte del rough. Desde 175 yardas el ganador pegó uno de los grandes golpes en la historia del PGA Championship: un hierro 7 que dejó la pelota a 5cm del hoyo para quedarse con su única victoria en el tour, que le representó un cheque de 1,080,000 dólares.
La última vez en Oak Hill sucedió 10 años atrás cuando Jason Dufner dio una exhibición desde el tee para ganar su único major. El ganador había perdido en un desempate dos años antes el campeonato a manos de Keegan Bradley luego de desperdiciar una ventaja de cuatro golpes, pero esta vez no lo dejó escapar. Dufner firmó 63 el viernes y llegó al día final con 1 de ventaja sobre Jim Furyk. Su tarjeta final de 68 le permitió ganar por 3 golpes luego que Furyk cerrara con bogeys en los últimos dos capítulos. El premio fue de 1,445,000 dólares.
¿Quién ganará este año? es la pregunta que nos hacemos todos. Mañana empezamos a hablar de esto, de las reformas en la cancha y de todo lo que Uds. quieren saber sobre el PGA Championship.