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Temple, coraje y suerte

Temple, coraje y suerte

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Estos fueron los tres atributos que tuvo Wyndham Clark para quedarse con la edición 123º del US Open. El templelo mostró en el primer capítulo del domingo cuando partió el fairway por la mitad y logró el primer birdie del día. Lo mismo hizo en el hoyo final cuando necesitaba par para ganar.  Tuvo coraje cuando decidió tirar al green con el segundo golpe del 14. El lugar para hacer entrar la pelota de corrida mide menos de 5 metros de ancho, sin embargo, Clark decidió tirar al green, aun habiendo visto desde el fairway el bogey de McIlroy. La suerte lo tocó en dos momentos. El primero fue cuando se metió en problemas en el 8 y 9, porque pudo haberse ido al tee del 10 lejos de la punta y se salvó. En el par 5 falló el segundo golpe y quedó injugable. Intentó salir del pajonal en que se había metido y la hundió todavía más. Volvió a intentarlo y la pasó del otro lado. El bogey fue muy bueno. Un hoyo más tarde volvió a quedar en situación complicada al fallar el green y tuvo que jugar un approach sin apuntar a la bandera. La pelota llegó al punto más alto de la loma y se detuvo por un instante. De haber quedado allí las chances de embocar eran casi cero, pero la fortuna quiso que esa Titleist se moviera un dimple, y luego otro, y luego otro, para finalmente tomar la bajada y quedar a metro ochenta. Muy distinto hubiera sido tirar de 7 metros con velocidad extrema. Todo esto tuvo el ganador, pero ahora más tranquilos vale la pena analizar que nos dejó este US Open

Los Angeles Country Club

Ya hablamos del club, pero todavía quedan detalles para entender mejor qué y cómo es este lugar enclavado en el corazón de Beverly Hills. Dijimos que jamás aceptaron estrellas de Hollywood ni deportistas famosos, pero no dijimos por ejemplo que solo se puede jugar al golf en pantalón largo, que los socios deben usar saco luego de las 6 de la tarde, no te podes cambiar los zapatos en el estacionamiento, no se pueden usar auriculares, está prohibido ir al club con ropa de gimnasia o de algún equipo, no se pueden subir fotos del club a las redes sociales, los socios son responsables por los gastos de sus invitados, no se usa efectivo dentro del club con la sola excepción del pago a los caddies y los socios e invitados solo pueden hacer llamadas telefónicas desde el estacionamiento o desde dentro de una cabina telefónica ubicada dentro del club.

Para hacerte socio te tienen que invitar y la cuota de ingreso es de 250 mil dólares y cuando te aceptan te dan un libro de 1000 páginas con todos los reglamentos del club, pero esto no es lo más increíble. Ubicado en una de las zonas más caras de USA, el valor de la propiedad está estimado en 8 mil millones de dólares, un número que debería pagar una fortuna en impuesto inmobiliario, pero en 1960 se dictó una ley en donde las organizaciones sin fines de lucro veían reducido el valor del impuesto. En 1978 se aprobó la llamada Proposition 13, en donde el valor de la tierra se retrotrajo a 1975 y se congeló para el futuro. Hoy el club debería pagar 80 millones de dólares por año (1% del valor de la tierra) por el impuesto inmobiliario, pero gracias a lo ocurrido en 1978 el valor de la tierra es de 22 millones y entonces solo pagan 220 mil. Esta ley no fue pensada solo para los clubes de golf, sino que también beneficia a los que residen en la zona, personas mayores, retiradas y a las que viven con un sueldo protegiéndose de los grandes incrementos en el valor de sus propiedades. Conclusión: me gustaría ser socio de LACC.

La Cancha

El diseño de George Thomas me gustó mucho. Tiene buena variedad de hoyos, el terreno es muy movido y presenta buenos desafíos con los cambios de elevación, greens con el movimiento justo y el rough de bermuda que seguramente lo bajaran a partir de esta semana. Creo que la USGA acertó en algunas cosas y erró en otras. El rough estaba penalizante como debe ser, la velocidad de los greens era la que corresponde a un US Open, pero me parece que erraron en el ancho de algunos fairways. Entiendo que hoyos con mucha pendiente como el 3, 5, 8 y 13 deban ser más anchos que lo normal, pero el 10, 12, 14 y 18 eran demasiado generosos. Me quedó la sensación que al hoyo final le falta algo de pimienta. Solo es largo, y ya sabemos que la distancia no es un problema en los tiempos que corren.

Para el público la cancha Norte no es muy amigable para caminar. El movimiento del terreno hace que muchas veces el espectador quede por debajo del nivel del fairway, hay sectores de la cancha a donde no se puede acceder, es muy incómoda para caminar y los segundos 9 hoyos son una tortura para la gente.

Público

Habrán escuchado a algunos jugadores quejarse por la falta de ovaciones que hubo durante la semana y esto tiene una sencilla explicación. No siempre la USGA pone a la venta la misma cantidad de entradas porque no todas las canchas soportan la misma cantidad de gente. Cuando el campeonato va a Oakmont por ejemplo, hay un total de 30 mil tickets diarios, pero para esta última semana había solo 23 mil. De esa cantidad 14 mil eran para las empresas que habían comprado sus lugares de hospitalidad y el club quiso comprar las otras 9 mil. La USGA no lo permitió, pero la pulseada terminó en que les vendieron el 50%, con lo que solo quedaron disponibles para el público en general 4500. De las que compró el club no deben haber ido todos, las de las empresas estaban distribuidas por distintos lugares de la cancha y entonces el marco del 18 no era el de otros años. 

Me dio la impresión de que había mucha gente el viernes a la tarde y el sábado, pero se vio claramente que el domingo faltó ambiente en la definición.

Conclusión

Mi conclusión es que me gustó el US Open en LACC. Algunos se sorprendieron con los buenos scores del primer día y pensaron que se ganaba con un score demasiado bajo, pero al final es 10 bajo par estuvo bien. Para mi el US Open debe ser todavía más exigente, pero la USGA se ha quemado tantas veces al poner canchas al límite que prefieren ahora pecar por generosos. 

La lista de jugadores que aparecen en el top-10 del campeonato también válida a la cancha. Los clubs siempre quieren que en sus canchas gane uno de los grandes nombres. Quizás con el correr de los años se den cuenta que fueron testigos del comienzo de una gran carrera para Clark.

Valió la pena el viaje a Los Ángeles. No visitaba la ciudad desde el PGA Championship de 1995 y este club era nuevo para mí. Espero que no pase tanto tiempo para la próxima visita, por que como canta Sinatra, LA is my Lady 

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Esta entrada tiene un comentario

  1. Ricky

    Totalmente de acuerdo Paco, me pareció mal lo ancho de los Fairway, el del 18 no es para un hoyo final ni ahí

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