Temprano sonó el despertador para poder llegar al aeropuerto y tomar el primero de dos vuelos que me depositaron en Los Ángeles. El viaje se hace largo y las 3 horas de diferencia con la costa oeste todavía no se sienten, pero en un rato ya empezará a pegar.
La primera buena noticia es que la valija llegó, un tema no menor en los tiempos que corren. Los aeropuertos están más llenos que nunca, los dos vuelos venían explotados, pero esa parte fue un éxito. La salida del aeropuerto para llegar al parking H que es el de prensa fue bastante sencillo (no puedo creer que en el pasado hayamos llegado a algún lugar sin GPS), pero el problema empezó cuando el de seguridad me empezó a explicar cómo era el tema. Normalmente estos parkings son en alguna escuela o universidad que para esta época están cerradas por vacaciones, pero esta vez era en el subsuelo de un enorme edificio de oficinas. No muy bien señalado tiré el auto en algún lugar, encontré unas escaleras que le llevaron al lobby en donde no había ninguna señalización y salí a la calle en donde alguien me indicó donde paraba el shuttle para llegar al club. El viaje desde allí hasta la puerta 10 fue de unos 15 minutos y la seguridad en la entrada está bastante light con lo que el trámite fue rápido. La acreditación en la sala de prensa también fue bastante sencilla y ahora ya estoy instalado escribiendo el diario. Me da la impresión de que esta sala de prensa es más chica que otros años en el US Open. Son solo 10 filas con lugar para 24 personas en cada una, con una gran pantalla en donde se reproduce la transmisión y el tablero de posiciones.
Cuando uno llega a un US Open y no conoce la cancha la primera medida es ubicarse en el terreno, saber dónde está cada cosa, para ya el segundo día moverse con mayor comodidad. De arranque me fui a la zona de práctica y al primero que vi fue a Emiliano Grillo. Su caddie que le llevó en Colonial y Memorial se enfermó y esta semana le lleva el caddie de Will Zalatoris, que como todos saben está fuera de combate hasta el mes de octubre recuperándose de una operación de espalda. Buena charla con el caddie que me contó de la recuperación de Zalatoris, y me confirmó que esta vez el jugador no se va a apurar en volver. Cuando regresó a la competencia en enero no estaba al 100% más allá que se sentía bien y que jugó bastante bien esa primera parte del año, pero ya para mediados de marzo volvió a sentir dolores y prefirió operarse. Será la primera semana con Grillo, pero un caddie de su experiencia no debería tener problemas en adaptarse a un jugador que es muy parejo. Un rato largo en la práctica, después Grillo se encontró con su profesor de putt y estuvo un buen rato en el putting green. A manera de anécdota, al terminar la práctica nos fuimos a tomar algo al lugar de los jugadores y allí hay instalada una peluquería para ellos y sus familias. Verán al chaqueño con nuevo corte de pelo esta semana. Pasaron Mateo Fernández de Oliveira, quedaron en jugar juntos el miércoles, y Nicolás Echavarría que estaba muy impresionado con la cancha. Apareció Sebastián Muñoz, flamante papá de una niña que nació el pasado viernes, y también el “turco” Ancer.
Terminado esto es fundamental ir a la tienda de venta de merchandising para ver todo antes de que sea tarde. Debo reconocer que este logo no me impactó mucho y si bien hay de todo, estuve muy medido. Como primera impresión y viéndola desde afuera, la cancha parece sensacional, pero lo que realmente no se puede creer es dónde está ubicado el club. En el mismo corazón de Beverly Hills, Los Ángeles C.C. ocupa 130 hectáreas rodeado de casas y edificios impresionantes. Un buen lugar para jugar al golf. Mañana les contaré más, ahora si desde dentro de las sogas.