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La parábola del Hijo Pródigo habla de un hombre rico que tenía dos hijos. Uno de ellos decide cobrar la parte de su herencia e irse a vivir una vida de placeres. Al tiempo, decide volver arrepentido y su padre organiza una fiesta para darle la bienvenida. El otro hijo, al enterarse de la fiesta, se pone triste y el padre va a su encuentro. No te entiendo padre, dice el hijo. Yo estuve siempre a tu lado, he trabajado sin parar y he cumplido con todos tus pedidos y jamás tuve una fiesta, mientras que él que se ha ido a gastar todo tu dinero y ahora que vuelve es recibido de esta manera. El padre le responde: tú siempre estás conmigo y todas mis cosas son tuyas, pero tu hermano estaba muerto y ha revivido, se había perdido y ha vuelto a casa.
Ha pasado el tiempo y los ánimos parecen haberse apaciguado entre el PGA Tour y el LIV, lo cual es bueno para todos porque ya estábamos cansados de las declaraciones de ambos lados. El Tour ha seguido su camino y el LIV ha empezado a explorar nuevos escenarios en donde le ha ido mucho mejor en términos de cantidad de público. La pregunta que todos se hacen es cómo seguirá la historia.
No tengo dudas que el Tour continuará en su misma tónica, los cambios introducidos durante esta temporada en referencia a los torneos designados, el aumento de las bolsas en esos torneos, el nuevo PGA Tour University y los cambios en el calendario para 2024 son una reacción al LIV. No soy muy fanático de los torneos sin corte porque creo que el fin de semana debe ser para los que jueguen mejor los primeros dos días, pero también es cierto que, durante años, los WGC se jugaron sin corte y a nadie le pareció mal. Esto me parece que estaba bien para esos torneos nuevos que se crearon en 1999, pero no sé si será lo mismo para eventos con muchísima historia como Memorial o Bay Hill. ¿Aceptará Nickalus que jueguen solo 80 jugadores en Memorial? Veremos cómo resulta, pero creo que hubiera sido mejor un field de 100 jugadores con corte a los 50 mejores luego del segundo día.
Por el lado del LIV no esperaría muchos cambios y este calendario de 14 eventos parece más que suficiente, sobre todo porque fue una de las grandes virtudes que resaltaron los jugadores: jugar menos y pasar más tiempo con la familia. Todos parecen estar contentos con el calendario y no creo que haya grandes modificaciones.
Un tema que sí preocupa al LIV, o por lo menos algunos jugadores lo han manifestado, son los puntos para el Ranking Mundial. En alguna otra ocasión hablamos de esto y tiene dos soluciones posibles: el LIV se adecua al reglamento del Ranking Mundial o esta institución cambia los reglamentos. Me parecería difícil que alguna de las dos cosas suceda, lo que me lleva a pensar que será un tema de solución complicada.
Todo lo mencionado antes es importante, pero la gran pregunta es qué va a pasar cuando los contratos con los jugadores empiecen a expirar. Si todo lo que se habló es cierto y algunos de estos contratos tienen fecha de vencimiento a fines de 2024, el año próximo será clave para el futuro de la nueva liga.
El tema de la continuidad o no del LIV pasa por dos lugares. El primero será saber si luego de los primeros tres años, la gente que financia la liga está dispuesta a seguir o no invirtiendo. Me parecería muy raro que quieran levantar el pie del acelerador con todo lo que han hecho en este tiempo, por lo que creo que ese apoyo continuará. El otro tema, quizás el más determinante, y que puede tener influencia en la continuidad de la liga, pasa increíblemente por Ponte Vedra Beach, sede del PGA Tour.
Hace poco más de un mes en Augusta, Brooks Koepka dejó una declaración que sorprendió a muchos. Dijo Koepka, “si mi rodilla hubiera estado hace un año como está hoy, mi decisión quizás hubiese sido diferente”, haciendo referencia a su ida del PGA Tour. Koepka reafirmó que su rodilla se encontraba en perfecto estado la semana pasada en Oak Hill al ganar el PGA Championship. Siempre creí que lo de Koepka, como lo de DeChambeau y Ancer, pasaba más por un tema físico que por otra cosa. Los tres pasaron por problemas en sus cuerpos que en algún momento no les permitieron entrenar como normalmente lo hacían para pelear arriba en el PGA Tour. Con este panorama, viene alguien y te ofrece una altísima suma garantizada, y la decisión de emigrar era más fácil.
¿Por qué digo que el Tour jugará un papel decisivo en esto? Por la sencilla razón que está en sus manos hacerles las cosas más fáciles o más difíciles a los jugadores que quieran volver al Tour, en el supuesto caso que alguno lo quiera hacer. Para esto, los ejecutivos del Tour y varios jugadores deberán tomar la decisión de “comerse algún sapo”, como se suele decir. Imaginemos que un jugador de los importantes decide no renovar con el LIV y quiere volver al Tour porque está mejor físicamente, porque ya llenó la billetera como quería o por cualquier otro motivo. Es muy fácil mandar algún mensaje al tour para saber cómo serían las condiciones para volver. Es en ese momento en donde el tour, ejecutivos y jugadores, deberán tomar la decisión: se mantendrán firmes en su postura del que se fue no puede volver, o aplicarán la parábola del hijo pródigo y, en un gesto de “misericordia”, los reciben con los brazos abiertos. La primera sería una declaración de principios muy fuerte y entendible porque cortaría toda posibilidad futura de que esto vuelva a ocurrir, mientras que la segunda sería de total pragmatismo. Si el Tour toma este último camino, con algunas restricciones para no quedar muy mal, y deja que los que se fueron puedan volver, podría ponerle muy difíciles las cosas al LIV. Si un par de sus nombres importantes reciben el mensaje que la vuelta es posible y no renuevan, le va a ser muy complicado a la nueva liga poder vender su producto. Sé que uno de esos nombres importantes ya pidió para continuar una suma aún más elevada que la de su primer contrato
Tiempos interesantes se aproximarán cuando estemos por la mitad del próximo año. No tengo dudas que en el tour debe haber varios pensando que algo de esto puede suceder y deben estar barajando distintas opciones. Como en todas partes habrá halcones y palomas con posiciones encontradas. Qué camino tomarán en el caso que esto ocurra, nadie lo sabe por ahora, mientras tanto el golf navega en un mar tranquilo y sin tormentas, lo cual está bueno, porque lo otro no le hacía bien a nadie.
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Bien paco, pero para que los jugadores del Liv puedan algún día sumar puntos para el ranking mundial sus torneos tendrían que ser como el PGA a 72 hoyos.. no te parece?