Celebrando su 69º edición, el ECP Brazil Open hace esta semana su debut en el PGA TOUR Americas. El tercer evento del Swing Latino y de la naciente temporada inaugural del Tour tendrá como escenario el Campo Olímpico de Golf, en donde hace casi ocho años el golf hizo historia al reaparecer dentro del Programa Olímpico en los Juegos de Río 2016.
Construido sobre una superficie arenosa, sin árboles y sin rough, pero bien defendido por su longitud, sus ondulaciones y el viento, este par-71 de 7,163 yardas que diseñó Gil Hanse es un campo de cualidades únicas en la región. Los jugadores del PGA TOUR Americas están encantados de tenerlo entre las sedes de la carrera por la Fortinet Cup y el ascenso al Korn Ferry Tour.
“El campo es increíble”, dijo maravillado el neozelandés Harry Hillier, quien se siente como en casa jugando este bello trazado que tuvo como inspiración los clásicos ‘sandbelts’ localizados en las afueras de Melbourne, Australia, en donde jugó mucho durante su etapa como golfista juvenil.
“Aquí tienes fairways amplios y es ventoso, justo como en Nueva Zelanda y Australia. Hay que pegar una gran variedad de tiros y eso es algo que disfruto mucho hacer. Siento que soy muy creativo en el campo de golf y ver esto que tenemos por delante esta semana me emociona mucho”.
Los jugadores tienen claras las exigencias de un trazado que fue concebido para poner a prueba a los mejores del mundo en una competición olímpica de golf que tuvo como ganador al británico Justin Rose en 2016. El ECP Brazil Open se disputó aquí en dos ocasiones, con promedios de golpes de 74.97 (+3.97) en 2016 y de 72.76 (+1.76) en 2017 que evidenciaron su dificultad.
“Tiene hoyos difíciles, hoyos para pensar y también hoyos para aprovechar dependiendo del viento, así que es una cancha en la que se necesita bastante preparación en cuanto a la estrategia”, afirmó el argentino Jesús Montenegro, quien en los últimos días hasta se tomó el tiempo para ver videos de los Juegos de Río en busca de ideas para su plan de juego.
En la ronda de práctica del martes también se apoyó en su buen amigo Marcos Montenegro, quien jugó aquí el Brazil Open de 2017 cuando aún era amateur. “(Marcos) me ayudó con las líneas de salida y eso me favoreció mucho para elegir bien los palos. Eso es lo difícil de la cancha, ir encontrando tiros que te queden cómodos a la vista. Por momentos, con esta cancha tan abierta, te pasa que no ves el tiro que querés pegar”, agregó Montenegro, único jugador con dos top 10 en la temporada y actual número tres de la lista de puntos de la Fortinet Cup.