No hubo mucha emoción en 2014 cuando el US Open volvió a Pinehurst por tercera vez. El alemán Martin Kaymer abrió con dos rondas de 65 golpes, el primero en hacerlo en la historia del campeonato, para terminar ganando por 8 sobre Rickie Fowler y Eric Compton. Kaymer, que había ganado ese año el Players, se impuso de punta a punta y se transformó en el primer jugador de Europa Continental en ganar el US Open.
Pinehurst No.2 abrió en 1907 y Donald Ross fue el encargado de su diseño, pero el paso del tiempo fue alterando la fisonomía del trazado y el rough, que jamás había pasado por la mente de Ross, apareció en las ediciones previas del US Open. El resort decidió volverla a su estado original y para ello llamó a Bill Coore y Ben Crenshaw para que restauraran la #2 y la volvieran a su estilo original. Esto se traducía en nada de rough, fairway amplios que terminaban en unas zonas de arenas y penachos nada agradables de visitar, alrededores de greens pelados para que la pelota se alejara lo máximo posible al más mínimo error, y una sola línea de riego en el centro de los fairways. Esto último tenía el propósito de premiar a quien jugará desde el pasto corto y al mismo tiempo dejaba más secos los bordes de los fairways para que la pelota desviada pudiera llegar con más facilidad a los peligros. Aparecieron también unas casi 300 yardas más que en la edición de 2005.
Kaymer sacó 3 de ventaja el jueves y de cara al fin de semana ya le llevaba 6 golpes a Brendon Todd. El fantasma de Goosen revoloteaba por Pinehurst, pero Kaymer no lo vio. Sus 72 golpes del sábado redujeron la diferencia a 5, pero el domingo ni Compton ni Fowler se le acercaron a menos de 5. Kaymer utilizó el putter desde afuera del green muchas veces y lo hizo con maestría, algo que ya había hecho en TPC un mes antes Esa fue una de sus armas claves en la conquista de su segundo major.
Luego de su victoria Kaymer empezó a hacer cambios en su swing y poco a poco fue perdiendo confianza en su juego hasta prácticamente desaparecer de los rankings.