Antes que nada, felicitaciones. Encontraste el deporte que te va a acompañar en más formas de las que puedas imaginar. Va a ser tanto tu pasión como tu trabajo. El golf va a ser días interminables en el club con tu papá, que va a volver a jugar después de ver lo mucho que significa para vos. Va a ser competir como profesional con los amigos que hiciste de adolescente en Argentina y cambiar tu driver por un palo de plástico cuando llegues a casa para jugar con tu hijo. El golf siempre cambia, y vos también.
Entonces, lo primero que puedo decirte es que el golf es una maratón, no una carrera.
Es resistencia, sacrificio y, sobre todo, disciplina. Es saber equilibrar el golf con tu vida, sabiendo que si bien es una gran parte, no lo es todo. Vas a tener días malos, y esos pueden convertirse en semanas malas que pueden convertirse en meses malos. Aceptar eso es probablemente el mayor desafío al que te vas a enfrentar como golfista. Y lo peor – o mejor – de todo es que la clave es tan sencilla como complicada: tomarlo día a día. Saber que siempre hay otro hoyo, otra ronda, otra semana. Todos lo sabemos, pero cuando lográs implementarlo, ahí es donde todo hace clic.
Escribir esta carta volviendo de East Lake es la prueba.
Cada año, los objetivos son los mismos: ganar, llegar al TOUR Championship, escalar en los rankings lo más rápido posible y seguir mejorando.
Tu primera temporada en el TOUR va a ser una locura. Vas a obtener tu tarjeta con tu primera victoria en el Korn Ferry Tour y en tu primera presentación como miembro completo vas a convertirte en campeón en el PGA TOUR. Vas a embocar el putt para ganar en Napa y convertirte en el primer novato que gana en su primera presentación como miembro oficial del PGA TOUR en dos años. Por más loco que parezca, eso va a ser solo el comienzo.
Al final de la temporada, vas a haber logrado 10 top 25 en 25 presentaciones y vas a viajar a East Lake por primera vez para debutar en el TOUR Championship. Vas a terminar en el puesto 11 en la FedExCup y tus colegas te elegirán como Novato del Año. Como dije, cada año los objetivos siguen siendo los mismos.
Esa temporada vas a jugar tu mejor golf porque es tu deporte y tu pasión y porque no vas a tener conciencia de lo que implica cada golpe. Siete temporadas adentro vas a extrañar esa dulce ignorancia. En aquel entonces, haber ganado en tu primera presentación significaba que tenías al menos dos o tres años más para jugar en el TOUR y disfrutar. A medida que pasa el tiempo, lo que está en juego aumenta y la presión te afecta. En lugar de dejar que los resultados lleguen por su cuenta empezas a perseguirlos.
Y ahí es donde la cosa se complica.
El golf es una maratón, no una carrera. Sé que ya lo dije, pero es importante que lo recuerdes.
Algunas semanas vas a dominar sobre el green, otras desde el tee, pero va a pasar un buen rato hasta que consigas hacer ambas cosas al mismo tiempo. Y no te voy a decir lo frustrante que va a ser. Sin embargo, a medida que crezcas, vas a empezar a mejorar en un aspecto clave: la paciencia. Hay 72 hoyos por torneo, y vas a empezar a amigarte con la estrategia de estar en el momento y pensar a largo plazo.
Hay un largo proceso detrás de esta mentalidad que tardó años en gestarse, pero el culpable número uno tiene un nombre: André Milán Grillo. Tu hijo.
En los países de habla hispana, cuando un bebé trae buena suerte, decimos que el bebé nació con un pan debajo del brazo. En el caso de André, nació con un trofeo.
2023 es el año en el que vas a volver a ser campeón del PGA TOUR, 2779 días después de tu primera victoria. Después de una de tus mejores temporadas en el PGA TOUR, vas a volver al TOUR Championship y vas a jugar los tres eventos de los Playoffs de la FedExCup contra los mejores del mundo.
El golf siempre cambia, y vos también.
Convertirte en padre va a cambiar todo para vos de la mejor manera posible. Y eso es porque los días malos, al fin y al cabo, no terminan siendo tan malos. Sí, vas a seguir enojándote después de una mala ronda, pero ese mal humor no te va a perseguir fuera del clubhouse. Saber que en casa hay una personita esperándote a la que no le importa que tan bien jugaste tiene ese efecto.
Hay una cosa que me gustaría pedirte a partir de hoy. Siempre dalo todo. A veces eso va a ser ganar un torneo, otras simplemente presentarte en el range para practicar. Pero al final del día, date la oportunidad de decir que al menos hiciste lo mejor que pudiste. Con eso, 14 palos y un par de pelotas de golf en tu bolso, ¿qué más podés pedir?
Si no es por vos, hacelo por todos los chicos de Argentina que algún día te van a estar viendo por televisión, pensando que si vos pudiste, tal vez ellos también.
Entonces, a Emiliano, de 5 años, que hoy está tomando su primera clase de golf, me gustaría decirle: gracias por agarrar ese palo, todo valió la pena.