Foto: Marcio Jose Sanchez / Associated Press
Los campeonatos mayores, en este caso el Abierto de los Estados Unidos, vienen acompañados de numerosas historias de distinta índole, entre ellas algunas que nos cuentan aquello que los golfistas hicieron para llegar a competir al más alto nivel. El primer golpe del tee del 10 a las 06.45 lo pegó un deportista estadounidense llamado Berry Henson, de 43 años. Su biografía en el sitio oficial del US Open menciona que juega mayormente en el Asian Tour, que vive en Tailandia la mayor parte del año y que cuando vuelve a su California natal, maneja un Uber. Clasificó a su primer mayor gracias al 7 bajo par en la clasificación final jugada en Canoe Brook Country Club.
Pero vayamos a lo nuestro. Su equipo de trabajo en estos días publicó algo de su preparación física y las mejoras que lograron con años (sí, años) de trabajo. Un dato importante, es que Henson aumentó 15 millas la velocidad de la pelota calculada inmediatamente después del impacto. Otra información que señalan es que es un gran deportista, amante del básquet. Tal vez haya tenido una formación multideporte en edades infantojuveniles, un tema interesantísimo que seguramente abordaremos en otra oportunidad.
El primer paso para lograr el aumento en su velocidad de pelota, según sus entrenadores, fue mejorar su movilidad caderas y estabilidad de la pelvis. Para ello, utilizaron ejercicios de “entrada en calor” (otro tema a tratar en el futuro) específicos enfocados en dicha región. También usaron ejercicios de fortalecimiento unilaterales de piernas con pesas. Si visitamos redes sociales del jugador podemos verlo haciendo movimientos como estocadas, sentadillas y peso muerto, todos a un pie.
Una vez construida la fuerza se enfocaron en mejorar la potencia y la velocidad comentan. Si recordamos la entrega anterior, “Preaparción física y distancia con el driver”, la fuerza de miembros inferiores y la potencia de miembros superiores tienen una gran correlación con la distancia desde el tee. Cito al preparador físico del jugador, Anthony Spain : -“Nos concentramos en potencia y velocidad. Una parte importante de su entrenamiento probablemente no haya sido muy distinto al de un corredor de velocidad o al de un jugador de la NFL. Hicimos múltiples ciclos de seis semanas de entrenamiento concentrándonos en fuerza y velocidad. Nuestro objetivo era mover todo lo más rápido posible, sea con saltos o lanzando balones medicinales. La meta final era hacer todos los ejercicios con la mayor explosividad posible.” Vale la pena ver en redes del jugador californiano la cantidad de kilos que mueve en el gimnasio y a la velocidad que lo hace. Se lo ve también entrenando lanzamientos y saltos, todos ejecutados a máximo esfuerzo. De esta forma pasó de saltar verticalmente 53 a 69 centímetros, una mejora del 30%. Bastante espectacular para un jugador de 43 años. Destaco otro punto, la organización en ciclos de seis semanas. Quién sabe cuántos ciclos hayan sido pero los logros de la preparación física no son instantáneos sino todo lo contrario, llegan por la acumulación de un trabajo organizado y planificado a lo largo del tiempo.
El golf moderno nos enseña que tener la capacidad de hacer un swing veloz nos ayuda a bajar el score, ya sea haciéndonos tirar al green desde más cerca o pegando un palo menos hacia el mismo y permitiéndonos controlar con mayor eficiencia el movimiento. La evidencia científica en el campo de la salud y del ejercicio nos da pruebas que el entrenamiento emprendido con compromiso y constancia a cualquier edad nos permite estar más saludables, aumentando nuestro nivel deportivo y, no tengo dudas nuestro goce, al practicarlo.
Invitación: estimados lectores, los desafío a comprobar si pueden saltar la mitad de alto de lo que salta Berry Henson, 35 centímetros es la marca a vencer. Espero que me cuenten.
Esta entrada tiene un comentario
Muy interesante. Generalmente no se le da demasiada importancia a la fuerza del cuerpo…no sólo para el golf sino para la vida cotidiana. Gran nota!