El día arrancó temprano porque nos tocó con Joaquín la primera parte de la transmisión en Golf Channel, y cuando digo temprano estoy diciendo que el despertador sonó a las 5 am. para poder estar listo a las 6 y poder empezar a probar audio y demás cosas. Todos estábamos algo ansiosos por saber cómo iba a responder esta nueva cancha y a las 6:45 llegó la hora de ver a los mejores del mundo en Los Angeles C.C. El día amaneció nublado, fresco y sin viento, condiciones ideales para jugar una cancha de US Open. Lo que sucedió a la mañana no lo esperaba nadie.
Rickie Fowler anotó 10 birdies en su tarjeta para firmar el segundo 62 en la historia de los majors (Branden Grace lo había hecho en Royal Birkdale en 2017). Duró poco la sorpresa porque minutos más tarde fue Xander Schauffele, 8 birdies sin bogeys, quien igualó la marca de Fowler y ambos quedaron al tope del tablero. Muchos empezaron a preguntarse, y a preguntarme vía Twitter, si el set up de la cancha había sido el correcto. Creo que sí. Veamos.
Si tomamos los 78 jugadores a los que les tocó jugar por la mañana vamos a encontrar que solo 16 bajaron el par, y si sacamos a los dos líderes que tuvieron una inspiración divina, el score más bajo fue 67. Algo más que normal para una primera ronda de US Open. Al final del día hubo 37 scores bajo par, mucho para un US Open, pero no me extrañaría que sean muchos menos al final de la semana.
Fowler viene amagando hace tiempo, diría desde principios de año, su juego parece más solido desde su vuelta con Butch Harmon, se lo ve muy confiado en su swing y el putter lo ha empezado a ayudar. Schauffele se ha transformado en un especialista en US Open desde su debut en Erin Hills donde terminó empatado en el quinto lugar cuando era un desconocido. En siete presentaciones en el campeonato tiene cinco top-10 y solo le falta ganar este campeonato.
La tarde también trajo buenos scores. Dustin Johnson (64) parece que se cansó de verlo jugar bien a Koepka y decidió que era tiempo de volver a ser DJ. Algo parecido le sucedió a McIlroy (65) que tuvo un arranque furioso y parece querer terminar con la sequía de majors, dedicarse más a jugar al golf que a pensar en la política y volver a ser el Rory de antes.
La tarde terminó con una caminata por los segundos 9 del grupo latino. Ninguno había jugado bien de ida, pero Grillo arregló con dos birdies y parecía encaminado a una buena ronda, pero dos golpes malos, en donde ligó peor en el 7 y 8, le costaron dos dobles. Mito sólido peleó para quedar en buena posición para el viernes y a Mateo se le escaparon un par de golpes que le costaron la ronda. Los dos mejores fueron Niemann y Muñoz con 68, este último con birdies en el 16, 17 y 18 que son los tres hoyos más difíciles de la cancha. Ambos son probados ganadores y sabemos de lo que son capaces. Cualquier ronda bajo par a la tarde te deja una buena sensación por que el viernes juegan temprano y eso puede ser una ventaja.
Me impresionó la cantidad de público que llegó al US Open por qué en los días de práctica hubo muy poca asistencia. El jueves fue una multitud y seguramente con este tablero mucha más llegará para las últimas tres jornadas.
Hubo fiesta de birdies en Los Ángeles el jueves. Espero que lo hayan disfrutado porque no creo que se repita.