La victoria del canadiense Nick Taylor en el RBC Canadian Open tuvo un final digno de una película de Hollywood. El putt de más de veinte metros que embocó el local para ganar en el cuarto hoyo de desempate el abierto de su país provocó el delirio de la multitud que llegó a Oakdale Golf Club, en las afueras de Toronto. Mientras, el pobre Tommy Fleetwood miraba absorto cómo se le escapaba su primer título en el PGA TOUR.
Luego de 69 años en donde un canadiense no ganaba el Canadian Open, Taylor se puso en carrera el sábado con un brillante 63, que continuó este domingo con cuatro birdies en los primeros siete hoyos que lo dejaron por primera vez como líder absoluto, pero perseguido por un pelotón de jugadores.
Después del bogey al 16 y cuando parecía que otra vez se iban las esperanzas canadienses ya que Tyrrell Hatton y Tommy Fleetwood se sumaban a la punta, Taylor hizo un gran birdie al 17 y en el 18 metió un putt de tres metros para poner el 271 (-17) en el clubhouse.
Fleetwood estaba en el grupo final y en el 17 la dejó dada por lo que solo tenía que aprovechar como lo había hecho toda la semana el corto par-5 del 18. Pero el inglés falló en sus primeros dos tiros y solo sacó el par que lo dejó en el playoff.
A partir de allí, las chances se alternaron. Lo pudo ganar Taylor en el primer hoyo de desempate, pero Fleetwood metió un gran putt. En los otros dos hoyos fue el inglés que tuvo la chance hasta que llegaron al 18 una vez más. La lluvia le daba un marco aún más épico. Era para el canadiense después de 69 años o para el inglés que nunca ganó en el PGA TOUR.
Pero el destino quiso que Taylor embocara un putt de 23 metros para águila para desatar el festejo alocado de todos los canadienses y así cerrar uno de los mejores eventos que tuvo el PGA TOUR en toda la temporada.
Justo en la semana donde menos se habló de golf, el juego dijo acá lo más importante sigo siendo yo.