Pasó el PGA Championship y pasó de todo durante la semana en Valhalla. Arrancó la semana con la renuncia de Jimmy Dunne al directorio del tour (ya nos encargaremos de esto en otra columna), seguimos con el récord de Schauffele el jueves, el episodio que protagonizó Scottie Scheffler el viernes y que le valió tener que elongar en una celda. Otro récord, esta vez de manos de Shane Lowry el sábado y un domingo de súper acción con un final que repitió viejas historias de esta cancha. Pero vamos por partes.
Hablábamos de la cancha en la previa al campeonato y me parecía que el score ganador iba a rondar los 14-bajo par, pero me quede bastante corto. La lluvia que cayó los días previos y durante el torneo dejó los greens muy blandos, fairways en donde la pelota casi no rodaba, haciéndolos más anchos, y superficies para jugar el putter sin la velocidad que los majors nos tienen acostumbrados. El rough no estaba muy alto en casi ningún sector y este combo hizo que el score ganador haya sido el más bajo en la historia de los majors. ¿Habla mal esto de Valhalla o nos dice que esta no es una cancha para jugar majors ? Diría que no ya que la mayoría de las canchas de majors podrían jugar parecidas en condiciones similares. Quizás mi única consideración es que el rough pudo haber estado un poco más alto en la preparación previa.
Solo cuatro días antes del comienzo del campeonato Xander Schauffele vio como le pasó un tornado por encima y lo dejó sin el título en Quail Hollow. Vino decidido a tomarse revancha y abrió con 62 para igualar la marca más baja en la historia de los grandes campeonatos. El mismo Xander lo había logrado el año anterior en LACC durante la primera ronda del US Open (otra cancha de fairwasys demasiado generosos), y esta vez tomó la delantera en solitario por tres de ventaja.
El viernes amaneció lluvioso y un accidente fatal en la entrada del club generó tal caos de tránsito que la PGA de America decidió demorar las salidas por 80 minutos. En ese caos estaba Scottie Scheffler tratando de llegar al club y en uno de los hechos más bizarros de la historia de los majors terminó siendo esposado, llevado a la comisaría, procesado y puesto en una celda. Sin saber si iba a poder jugar se tomó ese rato para elongar y tratar de estar listo para el caso que pudiera salir de allí y llegar a tiempo al tee time. Llegó y firmó un 66. No me imagino todas las cosas que deben haber pasado por su cabeza desde el incidente hasta que volvió al hotel esa noche. No lo pagó con el score ese día, pero evidentemente la ficha le cayó el sábado y sin Ted Scott en su bolsa (tenía el viaje programado por la graduación de su hija), el N1 del mundo arrancó muy mal y quedó lejos de la lucha por el título.
Ese sábado le tocó inspirarse a Shane Lowry. El irlandés de las manos mágicas tuvo la chance en el hoyo final de hacer historia, pero leyó mal el putt para birdie y terminó con 62. Quedó a uno de la punta que seguía en manos de Schauffele, pero ahora compartida con Colin Morikawa. Adelante de ellos el domingo jugaban el renacido Hovland y el siempre entretenido Bryson DeChambeau que embocando de afuera en el hoyo 54 se ponía a uno de la punta. Lo de Hovland es creer o reventar. A finales de 2023 era imbatible, pero al noruego se le ocurrió cambiar de profesor. Se perdió y volvió a cambiar de instructor pocos meses después de comenzado este año. El domingo de Quail Hollow pensó seriamente en no jugar en Valhalla por lo mal que estaba pegando, pero agarró el teléfono e hizo la llamada clave: 1-800-JoeMayo y allí partió para Las Vegas en donde estuvo hasta el martes al mediodía con su viejo profesor. No cambies mas Viktor.
El día final fue un espectáculo como hacía mucho que no se veía. Lowry no bajó el 7 e hizo tres putts el 8 para perder contacto con la punta. Morikawa no la podía embocar ni en un balde y se transformó en un espectador de lujo. La definición iba a estar entre tres jugadores. Schauffele arrancó decidido y jugó los primeros 9 en menos 4, pero en el 10 tuvo su único momento de dudas en donde muchos pensamos que todo se acababa para el californiano. Delante de él Bryson y Viktor lo alcanzaron y hasta incluso en un momento Hovland se puso arriba. El par 5 final fue escenario otra vez de una gran definición y fue DeChambeau quien embocó para poner -20 en el tablero final. Atrás Hovland falló y quedó sin chances. Ahora era Mr X el que tenía en sus manos el destino del campeonato. Quedo incómodo con su golpe de salida, pego un gran segundo, su approach dejó la pelota a 2 metros y medio, pero esta vez no falló. La pelota encontró justo el borde izquierdo, dio media vuelta al hoyo y desapareció para el birdie de la victoria.
La celebración con los brazos en alto y la sonrisa que no se le iba a borrar por un largo rato se contraponía a la desilusión de Bryson que lo miraba en la cancha de práctica, pero el derrotado tuvo un gesto que lo enaltece. Fue desde el driving al green del 18 a felicitar al ganador. Sin dudas DeChambeau le hace falta al Tour.
Hubo historias que brillaron menos de lo esperado y otras a los cuales nunca se les prendió la luz. Rahm no pasó el corte, Koepka no tuvo un buen sábado y Rory debe haber discutido fuerte con su putter en algún momento del jueves al viernes porque nunca mas embocó un putt.
Pasó el PGA Championhsip y como vieron paso de todo. Valhalla volvió a entregarnos un final digno de su corta historia, pero mi resumen final es este: es muy bueno ver a todos los mejores jugar juntos, pero me da la impresión que por ahora esto sucederá solo en los majors.