Hacía 39 años que no visitaba la Costa del Sol, rebautizada Costa del Golf por muchos, y quedé gratamente impresionado con el desarrollo que ha tenido toda esa parte de España. Al terminar la semana algo me quedó claro: no creo que exista un mejor destino para los latinos que esta parte del mundo para hacer una gira de golf con amigos o matrimonios. El clima es sencillamente perfecto, la comida es difícil de igualar, el idioma ayuda y el golf es muy bueno.
La semana empezó en La Reserva, lugar donde tiene su academia una leyenda del golf español como es Manuel Piñero. Quien maneja todo el tema real estate del lugar es un argentino, a quien no veía hacía más de 25 años, y que por suerte se me presentó porque no hubiera tenido chance de reconocerlo. Charlamos un rato y a la conversación se sumó Piñero, sería bueno tenerlo en Paco Alemán Confidencial alguna vez. Me hubiera quedado todo el día hablando con el español, pero tenía que ir al tee del 1.
Quebrada, con muchos cambios de elevación, como la mayoría de las canchas del lugar, La Reserva es una de esas canchas que hay que jugar si uno visita el lugar. Fairways generosos, poco rough, pero suficiente para incomodar el mal golpe de salida, y un par de hoyos muy buenos como el par 5 del 8 y el par 3 del 17.
Para el segundo día del golf teníamos reservados tee times en una de las joyas del lugar: Finca Cortesin. Acá me pasó algo raro y que seguramente les habrá pasado a alguno de ustedes con alguna cancha o con alguna película. Tanto me habían hablado de Finca Cortesin que cuando termine no les voy a decir que quedé decepcionado, pero si les digo que no me pareció tan buena como me la habían pintado.
Esta si es muy quebrada, no sé cómo hicieron las mujeres para jugar 36 por día en la Solheim Cup de 2023, y con un mantenimiento fabuloso, el trazado en la ida transita por hoyos muy normales con el pico más alto en el par 4 del 4 en donde los pegadores largos pueden intentar llegar al green con el golpe de salida. El regreso tiene más variedad de hoyos con un final entretenido. Todo en Finca Cortesin es de primerísimo nivel: club house, hotel, villas, restaurantes, atención, etc. Ojalá no hubiera tenido tantas expectativas con la cancha.
San Roque fue la cancha del tercer día de juego. El club cuenta con 36 hoyos y jugamos la Old en donde en más de una oportunidad se disputó la final de la escuela clasificatoria del European Tour. Si sacamos el 1 y el 4 que están metidos con fórceps el resto de la cancha me gusto bastante, sobre todo la vuelta en donde hay una gran variedad de hoyos. Menos quebrada que las anteriores, los segundos 9 hoyos me parecieron muy entretenidos. Como dato de color, cuando lleguen al green del 10 no se pierdan la casa que hay sobre la derecha.
Luego de un día de descanso donde fuimos a Tarifa, paraíso del kitesurf, llegó el turno de jugar en Sotogrande. Esta fue la que más me gustó de todas. Una de esas canchas que no te podés cansar de jugar todos los días en donde los cambios de elevación son una constante en la ida. El par 3 del hoyo 4 y el par 4 del 7 son los dos que más me gustaron en esa parte (el golpe al green del 7 mete miedo), mientras que en el regreso el par 4 del 15 me pareció muy bueno. Como frutilla del postre está el pro shop que también me pareció el mejor de todos y con precios un poco más accesibles que los de Valderrama (también muy bueno).
La siguiente parada fue La Alcaidesa. Imperdible porque tiene las mejores vistas de todas las que jugamos, con el peñón de Gibraltar apareciendo a cada momento y con muy buenos hoyos. Lo único criticable son los dos pares 5 de la ida a los cuales por temas de topografía se les acaba el fairway. El resto me pareció muy buena, el segundo golpe del 11 es la foto que me quedó del lugar y un detalle para tener en cuenta: debe tener el mejor bar del 9 del mundo. Ubicado en una de las partes más altas del terreno y con una terraza mirando el Mediterráneo, el lugar invita a dar paso a varios grupos y quedarse a disfrutar la vista. Solo como dato, la tortilla de papa estaba muy buena.
El cierre fue en una de las canchas más famosas del mundo: Valderrama. Llegar al lugar es encontrarse con una parte grande de la historia del golf europeo. Las fotos de la Ryder Cup jugada en 1997 se llevan todas las miradas y todo en Valderrama es de primerísima calidad. Empezando por el campo de práctica, el pro shop (caro, pero el mejor), la atención de la gente y el estado de la cancha. Acá hay que detenerse por que no es sencillo encontrar en el mundo un mantenimiento como el de Valderrama. Les dije que mi favorita había sido Sotogrande y es así, pero jugar Valderrama es uno de esos placeres que algún día hay que probar. La cancha tiene algunos hoyos raros, con árboles que se meten en los fairways y te quitan vista a los pequeños greens a pesar de estar jugando desde el pasto corto. Tiene algunos hoyos que parecen de otra cancha, como el par 5 del 4, con una laguna y cascadas que nada tienen que ver con el resto del trazado. El par 3 del hoyo 3, el comienzo de la vuelta (en especial los hoyos 10 y 12) y el golpe al green del 17 sobresalen en mi memoria como lo mejor de la cancha. Habiendo transmitido varios torneos tenía una idea del hoyo final que se confirmó. Podes pegar el mejor golpe de salida e igual quedar sin vista al green. Muy exigente el par 4 final y no gustaría tener que hacer par allí para ganar.
Terminó la semana y varios amigos siguieron para otros destinos. Nosotros elegimos Irlanda, pero eso quedará para otra vez. Por ahora solo agradecer tener amigos con ideas fabulosas como fue la de este viaje. Ténganlo en sus mentes y cuando vayan se acordaran de mí: no creo que haya mejor destino para un viaje de golf que la Costa del Golf.
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Paco podrías una.lista de las 10 mejores canchas de la costa del sol
,muchas Gracias